Descartes, titulado “Confederaciones Continentales”, donde se plantea en esencia todo su enfoque y pronuncia una sola frase:
La unidad comienza por la unión y ésta por la unificación de un núcleo básico de aglutinación.
Para él la alianza argentino-brasilera no era una unidad en sí misma, era el número básico de aglutinación. Era el único centro que hacía posible que Chile, Uruguay, Bolivia, Perú, en definitiva que todo el resto de América del Sur, pudiera integrarse, no hay otra alternativa. Esa es la única realidad para una política latinoamericana. Otra cosa sólo será literatura.
A esta perspectiva llega a la Argentina casi cuarenta años después, con una Argentina con muchas más dificultades, con más deuda externa, en fin toda una historia que ustedes ya saben.
Reafirmo, Perón es el inventor de la política latinoamericana en el sentido que, antes de Perón, había un romanticismo latinoamericano, un ansia difusa de la unidad de América Latina. Pero política es cuando se señalan los caminos reales, se distingue lo principal de lo secundario, porque si no diferencio lo principal de lo secundario, cualquier cosa sirve para cualquier cosa. Tanto da empezar por Panamá, por Nicaragua, por Brasil, por Paraguay, por cualquier lado, y no es donde no se puede caminar o por lo menos solamente como prolegómenos del camino principal. Prolegómenos que sólo valen cuando se emprende el camino. La gran lección fue retomada por Sarney y Alfonsín en el DICAB, firmada y puesta en el gozne más realista por Collor y Menem y comenzó esta aventura extraordinaria para todos los sudamericanos, que es la Argentina donde ya no hay más Argentina sola, hay Argentina en el Mercosur. En el Uruguay podrá ser si es en el Mercosur, hasta Brasil ya no podrá ser sin el Mercosur. Y el Mercosur es la piedra angular de la Confederación Sudamericana, como decía Perón.
En el motivo de esta reflexión es que se nos ha ido, aunque no parezca, la vida.
Por Prof. Alberto Methol Ferré. (22-VIII-1996)
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