sobriedad, dice: nos importa sólo América del Sur, más arriba es área norteamericana, no nos metamos. Meter el hocico allí es quedar electrocutado. Para un hispanoamericano esto era más difícil porque había una solidaridad histórica con todo el conjunto, que no sentía el Brasil de la época de Mario Travassos. Creo que Perón se da cuenta que lo primero es plantear la posibilidad de unificar a América del Sur, no América Latina. América del Sur, si lo logra, quizá sea América Latina. Quizás Perón sin América del Sur, nada. Por eso continuamente usa “Sudamérica”, “Conferencia Sudamericana”. Continuamente usa la palabra sudamericana más que unidad de América Latina. Se da cuenta que es mejor acotar el espacio. Su pensamiento eje es que hay sólo un camino principal para la unidad Sudamericana, que es la alianza argentino-brasilera. Brasil solo no puede generar la unidad de América del Sur, por su diferencia.
No tendría asentaderos históricos suficientes para llevar al resto sino imperialísticamente como un extraño. Argentina sola tampoco, no tiene capacidad de generar la unidad. Entonces solo la alianza del poder central en América del Sur, que es Argentina, era una alianza creíble y confiable para todos los sudamericanos. No había exclusión hegemónica de ninguna de las dos dimensiones de América Latina. En cambio la alianza de Brasil con Uruguay o con Paraguay o con Bolivia sería como anexión, no es alianza. La alianza de Brasil con países pequeños sudamericanos, de suyo no tiene significación sino imperial. Alianza sólo podía empezar y ser con la Argentina, que tenía una entidad suficiente como para asumir una representación de lo más fuerte y poderoso de lo hispanoamericano. Perón intenta comenzar antes su alianza con Chile. La intentó con González Videla y la hizo con Ibáñez, o sea que él la hacía con los radicales y después con los no radicales. La alianza Argentina-Chile era un interlocutor más válido, más importante ante Brasil. El entendimiento con Chile fue una constante de Perón, tan constante como el entendimiento con Brasil. Lo que pasó es que Perón no tenía el respaldo de una conciencia histórica colectiva ni en la Argentina ni en Brasil.
La acción y pensamiento de Perón contribuyó a formarla, pero en su tiempo era más fuerte la herencia de rivalidad que la del ensamble común.
Tenía dos preocupaciones, cuenta Lusardo, dos obstáculos básicos para la unidad argentino-brasilera: uno la hegemonía norteamericana, y otro la herencia de la rivalidad entre España y Portugal. El segundo es el más importante, es el más esencial, el otro puede ser coyuntural. Era tal el obstáculo que un historiador muy ecuánime y muy nacional pero digamos, no enemigo del Brasil como Scenna escribe un libro en el año 1973, titulado: Argentina-Brasil, Cuatro siglos de rivalidad. Hace todo un estudio desde ese ángulo. El asunto no es así. Es mucho más complejo que eso. Hay vaivén tanto en la historia de Castilla y Portugal como acá, un vaivén incesante de acuerdos y
Conflictos, pero no un conflicto uniformemente acelerado. No podemos hacer aquí la historia de nuestras relaciones con Portugal y Brasil. Pero pueden sintetizarse así:
1º - La Alianza Peninsular de Portugal y Castilla, que culmina en la unidad de 1580 a 1640. Luego viene la decadencia común.
2º - Ciclo de la rivalidad: desde 1640 a1870, fin de la guerra de la Triple Alianza
3º - Desde 1870 hasta 1985, donde hay un Statu Quo pacífico, que va preparando la Nueva Alianza.
4º - Desde 1986 (?) y 1991 (?) al iniciar la Alianza Sudamericana de Argentina y Brasil, sus raíces y el futuro se reencuentran.
En una palabra, solo hay política latinoamericana real a partir de la alianza argentina-brasilera. Y si no, sólo habrá cháchara. Y esa comprensión hizo de Perón el re-fundador de la política latinoamericana en el siglo XX. Planteó el único camino real, modernización e industrialización latinoamericana de bases indígenas dinámicas.
Esta percepción que tuvo en el discurso de Perón del año 1953 ante los mandatos del ejército para explicar las razones y la importancia del nuevo A.B.C. aquí llegó a decir que concordaba con Vargas en que si hacía falta borrar las fronteras, pues las borraban. Llega a decir nada más importante que la cuestión de esta unidad, y que el éxito de su política será sólo cuando logre el empalme con Brasil. Brasil tiene una “unidad económica incompleta” y la Argentina también. Hay momentos del discurso en los que está verdaderamente angustiado pues presiente el fracaso, tiene como explosiones en las que llega a decir "no quiero pasar a la historia como un cretino y participar de una danza de cretinos". Cretinismo es no saber la importancia decisiva de esta unidad.
Este discurso fundamental fue denunciado enseguida y se publicó en el Uruguay en enero del 54, bajo el título El Imperialismo Argentino. Fue allí donde lo conocí.
Cuando lo leí, vi que era todo lo contrario de ese título infame. El discurso de Perón me llegó en un momento crucial. En el Uruguay asomaban también los síntomas de la crisis de la retirada del Imperio Británico. Cuando nuestras bases transoceánicas tambaleaban. ¿Dónde y cómo reinsertarnos para tener un nuevo camino viable?
El fundamento histórico de Uruguay había sido Inglaterra y los ingleses se nos estaban yendo, entonces Uruguay ¿en qué se iba a sostener?, ¿hacia dónde?. Fue ese discurso de Perón que me hizo percibir que el destino de la Argentina era su alianza con Brasil, que el destino de Brasil era su alianza con la Argentina, que el destino del pequeño Uruguay era no intentar ser ni Banda Oriental que era la solución argentina, ni Provincia Rio platina que era la solución brasilera, ni el
Continúa….
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