viernes, 13 de enero de 2012

Prólogo de Apuntes para la militancia

Rodolfo Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde
El libro que prologamos tuvo un origen bien concreto: la tentativa de acercar a las bases del movimiento, es decir a la clase trabajadora peronista, una visión histórico – política comprensible. Se trata de apuntes revolucionariamente didácticos, escritos con alto sentido crítico, en tanto Cooke insistía en la necesidad del auto-conocimiento permanente del Movimiento Nacional Peronista.
(...) La burocracia que "rectifica los aciertos y reincide en los errores", apunta a que la burocracia puede a los sumo en la mejor de las hipótesis, es un cándido milagrerismo. La burocracia no es para Cooke un conjunto de hombres más o menos malos o ineficaces. Se trata en cambio, en lo interno del Movimiento, de una conducción sin política de fines, o aún más concretamente, un sistema de conducción de Movimiento que carece de una política de Poder.
Cooke tiene en claro que el peronismo tiene origen en el reconocimiento de que el propio peronismo es un encuadramiento de las fuerzas populares vertebrado en torno a la clase trabajadora.
Es exacto que desde 1955 el país sufre un "despotismo clasista" y que la presencia del peronismo impedía que las clases dominantes gocen tranquilamente de sus privilegios usurpados. Pero no es menos exacto que a esa violencia del régimen, que está en la lógica de las cosas y que nos confirma como su antítesis, el Peronismo se limita a jaquearla pero no la suplanta revolucionariamente.
Cooke busca en la historia argentina los orígenes del Peronismo. Desde ya participaba de una concepción revisionista de la historia en tanto recuperación de una concepción nacional anti oligárquica. Va a insistir en la demostración de cómo movimientos nacionales antecesores del Peronismo: el federalismo de Rosas, las montoneras de Chacho Peñalosa, Felipe Varela y López Jordán; y el radicalismo de Yrigoyen fueron derrotados en la lucha librada en la estructura semicolonial de la Argentina. Es decir, la historia como experiencia imposible para el político, y la analogía sirviendo de instrumento de concientización de las masas, posibilitando una nueva estrategia de poder que no repita los errores histórico-políticos allí analizados.
John Cooke no rehúye desde ya, sino que asume, un análisis clasista del Peronismo, del cual surge que éste es el hombre político del proletariado, en la semicolonia que es la Argentina.
La nueva situación
El paso de una ideología de protesta a una teoría revolucionaria forma parte de la lógica necesaria de la lucha de liberación, es uno de sus momentos básicos. En primer lugar es necesario desarticular la su-puesta racionalidad que bajo la apariencia de cientificismo, encubre la "cultura" de dominación del Sistema.
Es cierto, sin embargo, que hasta ahora existe:
a) Una inadecuación entre el papel objetivo del peronismo y su supuesta ideología-doctrina.
b) La ausencia de una teoría revolucionaria del peronismo coherente y adecuado para la toma del poder.
c) Un desarrollo de la programación de un socialismo nacional.
Cooke y la teoría revolucionaria peronista
En la formación de Cooke señala: "Todo planteo para la lucha a partir del conocimiento de nuestra situación de país semicolonial, integrante de un continente semicolonial". Por ello "cualquier política de liberación debe ser, ante todo, antimperialista". "La oligarquía nativa es un sub-producto que solamente será eliminado cuando se liquide la influencia del imperialismo. La lucha entonces, es de liberación nacional, para liberar al país y alcanzar el triunfo definitivo".
"El nacionalismo sólo es posible como una política antimperialista consecuente".
Cumplida la regla primordial de identificación del enemigo, Cooke analiza la naturaleza de la guerra librada por el peronismo. "Si es una guerra librada contra el régimen, no podemos contar con los que combaten "dentro" del régimen. Combatimos contra el sistema y no contra una de sus variantes. Cooke remarca la existencia de rebeldías toleradas dentro del Sistema como una categoría propia del Sistema (nota: las marchas en reclamo de planes de asistencia social podría encuadrárselas dentro de esta categoría).
"Un clima de rebeldías individuales puede durar indefinidamente. So-lamente cuando la rebeldía está coordinada y encausada en un movimiento de liberación, adquiere la eficacia necesaria para luchar con éxito". "No hay liberación sin el peronismo –explica Cooke- pero el peronismo solo no puede hacer la liberación".
Afirma:
Que se necesita una movilización popular muy vasta
La orientación por un programa, inflexible en el mantenimiento de ciertos principios fundamentales.
Suficientemente amplio como para superar las particularidades ideológicas de los sectores que coinciden.
Los partidos políticos tradicionales no forman parte del Frente de Libe-ración por la sencilla razón de que están en la trinchera enemiga. No desean terminar con la opresión sino cambiar la mentalidad de los oprimidos.
Autoconciencia y revolución peronista
Marca como puntos de una teoría revolucionaria peronista:
Sobre el voluntarismo y las masas: "Movimiento de masas en que la salida revolucionaria sea la consecuencia lógica y la dirección revolucionaria se convierta en la única posible".
La verdadera disyuntiva es entre una política reformista y una política revolucionaria. Entre una política de grupos y una política de masas. Una política revolucionaria equivale a unidad de teoría, metodología organizativa y de lucha. Por ello lo que hay que cambiar no es el equipo burocrático de turno: hay que cambiar los métodos (nota: cuestión imposible con alianzas con los partidos tradicionales, hoy también el PJ)
Hasta que la revolución no triunfe, sólo podemos esperar triunfos tácticos. "Toda revolución es el final de un proceso, y hasta que se cumpla ese proceso, solamente se anotan parciales.
"¿Quién ha dicho que porque el peronismo tenga una composición social poli clasista su ideología es también poli clasista? El clasismo apare-ce de ese modo como una tentativa ideológica de desmembrar el movimiento nacional, de aislar a la clase trabajadora en nombre de un ideologismo puro".
La ideología revolucionaria es la única que dará soluciones, no sola-mente para la clase trabajadora sino también para los sectores de nuestra burguesía que tienen una función constructiva que desempeñar en las etapas de transición hacia nuevas formas de organización de la sociedad. "No hay política nacionalista sino bajo la conducción de la clase trabajadora, que movilice la voluntad nacional tras la empresa revolucionaria de cambiar el orden social existente y asegurar sus bases mediante el desarrollo independiente, hasta desplazar del poder a las clases dominantes, la toma del poder por los trabajadores y la construcción nueva.
El peronismo: hecho maldito de la política burguesa
"El sistema capitalista en la Argentina está decrépito sin haber pasado por la lozanía. Bajo el liderazgo de Perón, a partir de 1945 el país realizó su proceso democrático burgués, como imposición de un frente antimperialista cuya base de apoyo estaba en la clase trabajadora y sectores de la clase media y sector nacionalista del ejército".
"Al cerrarse las condiciones de prosperidad de post guerra, se agudiza la lucha de clases. Las contradicciones se dan también internamente en el seno del peronismo. El frente original amalgama fuerzas diversas, se transformó en causa de debilidad" (nota: estas tensiones internas elevó estos choques de baja confrontación a la más alta en los años ‟70).
¿Qué es el peronismo? "Fue –define Cooke- el más alto nivel de conciencia al que llegó la clase trabajadora argentina. La definición aparece re-formulada en un conocido reportaje a las FAR: „Nosotros no nos integramos al peronismo, el peronismo no es un club o un partido burgués al que uno puede afiliarse, el peronismo es fundamentalmente una experiencia de nuestro pueblo y lo que nosotros hacemos ahora es descubrir que siempre habíamos estado integrados a ella, en el sentido que está integrado a la experiencia de su pueblo todo hombre que se identifica con los intereses de los más‟
La superación del peronismo
"El ejército revolucionario está nucleado tras sus banderas y el peronismo no desaparecerá por sustitución sino mediante superación dialéctica, es decir, no negándoselo sino integrándolo en una síntesis".
Pero el problema aquí aparece, aunque correctamente solo apuntado: "El peronismo jaquea al régimen...pero sólo con métodos revolucionarios podrá suplantarlos".
Por de pronto describió algunas de las características del Método: "Si tomamos como punto de partida que la liberación no se consigue derrotando al grupo gobernante sino terminando con la dominación imperialista, se perfila con bastante nitidez el carácter de la lucha". Al analizar la política del Sistema en materia electoral precisó: "La primera línea de defensa de la casta dominante está ubicada en el sistema de 1853, que otorga libertades políticas a cambio del respeto por las organizaciones que permiten el mantenimiento de las desigualdades sociales. Cuando esa línea es rebasada, está la segunda línea, el fraude, cuya característica moderna consiste en la clasificación apriorística de cuáles fuerzas son democráticas y cuáles no".
Algunas conclusiones
El peronismo en el poder sustituyó una ideología de la realidad (capita-lismo de estado popular) con una doctrina coyuntural, en un destiempo que sería aprovechado por la contrarrevolución al querérsele dar carácter permanente.
El peronismo en el llano (peronismo de resistencia) condicionó el proce-so de la cuestión nacional, pero sin tematizar su propia actividad de resistencia anticolonial.
El peronismo está en actitud de toma del poder, puede ser integrado al sistema en función de aquella doctrina coyuntural como maniobra neo-colonial, o puede formular su propia autoconciencia revolucionaria a través de una teoría en la cual explicite que el poder no va a ser regala-do por cuanto el neocolonialismo no se suicida.
Pero todo esto sin olvidar aquel pensamiento de Cooke:
"Las masas latinoamericanas no pueden hacer causa común con los verdugos, porque ellas también están en la lista de las víctimas"

Rodolfo Ortega Peña, Eduardo Luis Duhalde (1973)

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